Guayaquil - Ecuador

El odio que das

¿Saben? Hay libros que no solo cuentan una historia… hay libros que te sacuden el alma. Uno de esos libros es “El odio que das” de Angie Thomas. Este libro nace del grito contenido de muchos. De esas veces en que nos miran con miedo, aunque somos nosotros quienes vivimos con miedo muchas veces.

RESEÑAS / SPOILERS

Dayana N. Caicedo

8/25/20252 min read

Este libro nos presenta a Starr, una chica negra que vive entre dos mundos: su barrio con una comunidad muy hermosa, humilde pero también marcado por la violencia y el racismo, y una escuela privada donde casi todos son blancos.

La historia da un giro por completo cuando su mejor amigo, Khalil, es asesinado frente a sus ojos por un policía

Khalil no estaba armado. Solo tenía un cepillo para el cabello en sus manos, pero por su color de piel, por su historia y el barrio al cual pertenecía, la policía creyó que debía disparar, pues "representaba una amenaza". Starr ve morir a Khalil, allí frente a sus ojos mientras el mismo policía la tira al suelo con las manos esposadas. Y lo más doloroso es que, en lugar de justicia, lo que encuentra es silencio, miedo y un sistema que siempre le da la espalda a los mismos.

Este libro habla de racismo, pero también de algo que muchos vivimos sin darnos cuenta: el “code-switching”, ese cambio de código que hacemos para encajar.
Cambiar cómo hablas, cómo te vistes, incluso cómo caminas, solo para sentir que “perteneces”.
Aquí en Ecuador también pasa…
Nos adaptamos para no ser juzgados, para no ser “el raro”, para evitar comentarios racistas o clasistas.
Y aunque a veces creemos que es necesario, si no tenemos cuidado, ese cambio nos puede romper por dentro, porque empezamos a perder quiénes somos de verdad.

El libro me hizo pensar en lo injusto que es que tengamos que sobrevivir así, ocultando lo que somos solo para sentirnos aceptados.
Y también en cómo la desigualdad y el racismo no son cosas lejanas… están aquí, todos los días, en miradas, comentarios, chistes, oportunidades que nunca llegan.

Mi opinión más sincera acerca de estos temas es esta: Queridos lectores negros, afro, hermanos, no podemos cambiar lo que somos para encajar en un mundo que ya está roto.
Lo que sí podemos hacer es alzar la voz, aunque duela, aunque el mundo entero tiemple y sientas que las paredes se te echan encima, aunque creamos que nadie nos está escuchando.
Porque cuando uno habla, otro se siente acompañado.
Y cuando muchos hablamos, el silencio deja de ser una opción.