“Todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otros.”

Esta frase, aunque corta, es un espejo brutal de nuestra realidad. Orwell no solo hablaba de una granja, hablaba de nosotros, de cómo el poder corrompe y cómo, al final, quienes prometen igualdad muchas veces terminan creando nuevas jerarquías.
Hoy, casi un siglo después, lo vemos en todos lados: en la política, en las empresas, incluso en las redes sociales. Se nos vende el discurso de que “todos tenemos las mismas oportunidades”, pero no es cierto. Hay quienes nacen con ventajas que otros jamás tendrán, y hay sistemas que, lejos de buscar la equidad, perpetúan esa desigualdad.

Lo más impactante es cómo normalizamos esto. Aplaudimos a quienes tienen poder aunque lo usen mal, y hasta justificamos sus abusos porque “así es el mundo”. Orwell nos deja claro que la desigualdad no siempre viene impuesta por un enemigo externo; muchas veces nace dentro, cuando olvidamos los principios que nos unieron.

Pero, claro, esta es solo mi opinión. Sé que algunos pueden verlo de otra manera, y respeto completamente eso. Los leo en mi TikTok, quiero saber qué piensan ustedes de esta frase y cómo la interpretan en su propia realidad.